Por.Yonel Trebejo
Bustamante
El panorama electoral regional y municipal del 5 de octubre busca
reeditar antiguos y viejos problemas no resueltos, y amenaza convertirse en un
campo de batalla sin cuartel; de guerra sucia, de golpes bajos y de juego
cruzado inevitable.
En efecto, los electores
enfrentan un clima electoral enrarecido, de turbulencia política sin
precedente. La difamación anónima, el montaje, la calumnia oculta y la mentira
para destruir al “enemigo” y ganar voto en periodos electorales ha reemplazado
al debate de ideas, de planes y programas de gobierno. Todo esto constituye un
antecedente sombrío de lo que será la campaña en la recta final.
La lucha por el poder será
de ida y vuelta. El engaño, la mentira, la exageración y la irresponsabilidad
son los ingredientes con los que se cocinan la campaña regional y municipal.
Los golpes de efecto
mediático, las acusaciones sin prueba y los conflictos artificiales dominaran el escenario en el tramo crucial de
la campaña política. El ritmo de la confrontación será alto. Para derribar al
ponerte y ganar la elección, utilizarán procedimientos contrarios a la ética y
las buenas costumbres.
Lo evidente es que el
proceso electoral ha llegado a un punto de quiebre reflejado en la guerra
mediática inevitable, de puyazos, de golpes bajos y psicosociales; una lucha
política encarnizada, de todo vale.
La lectura del momento político
hace entrever, que conforme transcurren los días, el clima confrontacional
tomará mayor fuerza, sobreviran sólo, las organizaciones políticas y candidatos mejor posesionados en el
inconsciente colectivo.
La sensación que se tiene es
que los electores esperan algo distinto a los insultos y la creciente guerra
sucia para animarse por un de los candidatos que termine de redondear la imagen
que los animó lanzarse al ruedo, es decir, que iluminen puntos ciegos que los
vinculan a la incertidumbre. (La
Prensa-Mayo 2014)
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